Moría lentamente, su vida languidecía, sus sentidos estaban dormidos. Y un día, por fin, aquellas espinas oprimieron su pecho. Lentamente rasgaron su piel y la atravesaron por mil sitios; gotas empaparon su camisa con un líquido rojo, espeso y caliente; el dolor era intenso, brutal, cuando las aceradas púas atravesaron la carne y alcanzaron sus costillas. Torturado por el dolor, su alma se serenaba y fue cuando despertó a la vida y sintió cuanto amor ella le daba.
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5 comentarios:
Ay. Me ha dolido desde aquí. Qué gráfico.
Besos.
Uff estoy con Evinchi, gráfico, gráfico, gráfico..., pero cierto...
Besos!
A todos nos pasa...no sabemos valorar muchas veces a las personas. Ojalá que no tengamos que sentir más de una vez ese "dolor" que el amor solo puede darnos...
Un besazo muy grande.
Inocencia Prohibida
Ese amor es el que cura todo..
El verdadero..el único.
El que combierte la sangre en sávia de vida.
Entre sábanas de entrega
Leni
ten la completa seguridad que de amor nadie se muere, un poema precioso
besos para ti
lágrimas de mar
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