Without you

viernes, 6 de marzo de 2009

 


En la soledad de mi cuarto

Cuando el mundo se hace negro

Y la soledad me acompaña,

Mi corazón se llena de tu recuerdo

Y una lágrima riega mis mejillas,

Calentando mi piel, 

Como un hierro al rojo.

Es duro gritar en silencio

Sentir como el dolor me abrasa

Pregonar que estoy vacío

Que se fue la color de mi existencia

Que ya no amanece para mí

Que hace mucho frío en mi vida

Y el tiempo se me ha dormido.

Envolveré mi alma con el recuerdo de tus “te quiero”

Tapizaré con la nostalgia de tus besos mi corazón

Y te juraré amor eterno

Aunque tú no estés

Aún  cuando no volvieses

Aunque ames a otro

Porque sin ti no puede haber ya amor.

Te quiero

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La soledad es el alimento de la memoria.
Y a veces, la memoria es la palanca que activa la tortura...

Y estas cosas se me ocurren a estas horas, no doy para más...


Un besito y vive!


P

Antonia Maíllo Zamora (Antoñi) dijo...

El recuerdo de un amor, que es el amor que se estaciona en nuestro corazón, que se apodera del alma. Se dibuja en nuestros sueños acariciando nuestra piel palmo a palmo. Ese amor que lleva las ciclas de amor eterno, incrustadas a hierro candente, se vive en el recuerdo con dolor y al mismo tiempo como algo presente… Precioso poema, besos, Antoñi

Isidro R. Ayestarán dijo...

Verdaderamente evocador y bello.
Me ha encantado tu poema.
Seguiré leyéndote.

Un abrazo
ISIDRO