En la soledad de mi cuarto
Cuando el mundo se hace negro
Y la soledad me acompaña,
Mi corazón se llena de tu recuerdo
Y una lágrima riega mis mejillas,
Calentando mi piel,
Como un hierro al rojo.
Es duro gritar en silencio
Sentir como el dolor me abrasa
Pregonar que estoy vacío
Que se fue la color de mi existencia
Que ya no amanece para mí
Que hace mucho frío en mi vida
Y el tiempo se me ha dormido.
Envolveré mi alma con el recuerdo de tus “te quiero”
Tapizaré con la nostalgia de tus besos mi corazón
Y te juraré amor eterno
Aunque tú no estés
Aún cuando no volvieses
Aunque ames a otro
Porque sin ti no puede haber ya amor.
Te quiero
3 comentarios:
La soledad es el alimento de la memoria.
Y a veces, la memoria es la palanca que activa la tortura...
Y estas cosas se me ocurren a estas horas, no doy para más...
Un besito y vive!
P
El recuerdo de un amor, que es el amor que se estaciona en nuestro corazón, que se apodera del alma. Se dibuja en nuestros sueños acariciando nuestra piel palmo a palmo. Ese amor que lleva las ciclas de amor eterno, incrustadas a hierro candente, se vive en el recuerdo con dolor y al mismo tiempo como algo presente… Precioso poema, besos, Antoñi
Verdaderamente evocador y bello.
Me ha encantado tu poema.
Seguiré leyéndote.
Un abrazo
ISIDRO
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