Un bien día,quizás sin esperarlo te precipitas en una negra sima que no parece tenga final.Te percatas como la luz del día la observas está vez más lejana hasta que te sumes en unas tinieblas totales. La sima es angosta y tu cuerpo golpea sus paredes,rasgando tu piel y provocando un intenso dolor. En poco tiempo pierdes la noción del tiempo y del espacio. No sabes dónde estás ni cuánto has caído pero intuyes que es mucho.
Tu propio instinto te dice que has de racionar sobrevivir y, aunque no sabes para qué, extiendes tus manos y logras frenarla caída agarrado a un saliente rocoso. Te encentras confundido, mareado, desorientado, roto, pero algo dice en tu interior que tienes que reaccionar. Piensas que estás ahí porque no vale nada,porque nadie te quiere porque el mundo te ha dado la espalda.
Pero en tu interior oyes voces: Hazlo por ti, tú vales un mudo, has de quererte a ti mismo, no desesperes. Lloras, te encierras en ti mismo, piensas en una solución drástica y rápida pero decides esperar. No ves ni oyes absolutamente nada.Tanteas las paredes y un impulso de supervivencia te dices que has de intentarlo. Y comienzas a subir. Despacio sin mucha confianza. Luego de un gran esfuerzo sigues sin ver nada, no sabes cuánto has avanzado y entonces lloras desesperado pero nadie te escucha.
Tienes hambre y frío, las heridas te escuecen. Tienes que alimentarte y comes los seres más repugnantes que habitan en ese infierno y bebes el agua putrefacta que se filtra por las paredes. Sigues subiendo, sin meta ni objetivos, solo el instinto te empuja. Escuchas una voz que te dé ánimos pero no sabes si es real o fruto de tu locura. Piensas que nadie te que que estás solo en el mundo y que no vales nada. Pero sigues. Porque tu angustia, tu dolor, tu desazón lo estás canalizando en un instinto de supervivencia, en querer salir a flote a toda costa. Quieres salir de ese monstruo que es la oscuridad.
Y un día insospechado vislumbras una luz muy lejana allá arriba. No crees todavía en la salvación pero sigues subiendo, empleando tus últimas fuerzas. De pronto oyes una voz y la luz aumenta. Por fin puedes ver tu cuerpo magullado y una fuerza infinita te empuja hasta arriba. Lo vas a conseguir y lo has hecho solo porque vales mucho más de lo que pensabas. Quizás alguien esté ahí afuera te esté esperando. Alguien te siempre creyó en ti y telepáticamente te trasmitió aquella voz. Y ves una mano amiga y una sonrisa…
Lo has conseguido. El cielo también está hecho para ti. No lo dudes.
Espérame enel cielo, no te muevas de ahí le dices, que ya llego.